Tras la pérdida de un ser querido nos tenemos que enfrentar a un duelo, y antes o después nos toca pasarlo en nuestra vida.
Pero no solo la pérdida de seres queridos nos puede provocar un duelo, también puede ser por la pérdida de algo a lo que tenemos apego.
La intensidad del duelo y sus características pueden variar según la vinculación emocional que se tenga con la persona, con la situación que ha cambiado o el objeto que se ha perdido y según la forma en la que se enfrenta al duelo la persona que lo sufre con su personalidad y su historia de vida.
Un duelo puede estar unido a la muerte pero también a otras pérdidas como son las rupturas de pareja, los cambios en la vida personal y/o profesional, el cambio de hogar, las enfermedades o una discapacidad que lleva a una adaptación funcional o de forma de vida.
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